30 de enero de 2010

Un pacto imprescindible

HACE UNAS SEMANAS me topé, por azar, con una entrevista en la televisión a Ángel Gabilondo, el ministro de Educación. Me pareció tan sensato, tan libre de dogmas lo que dijo, que hube de lamentarme de que no abunden entre los políticos, con independencia de su color, muchos otros como él. Eso por no hablar de su lenguaje: claro, sencillo... Ni una “apuesta decidida”, ni un “representa lo que es”...

Con ese antecedente, he leído atentamente el documento de propuestas para un pacto legislativo presentado días atrás por el ministro a la Conferencia Sectorial de Educación. Haré unos breves apuntes sobre los aspectos que me han parecido más destacables del mismo.

Primero: El reconocimiento de que “el trabajo y el esfuerzo son valores en los que es preciso insistir”. Ya era hora de que se pronunciase así alguien a quien resulte difícil colgar el sambenito de retrógrado.

Segundo: La exigencia de una gran mayoría parlamentaria para aprobar una legislación que no se vea sometida en el futuro a vaivenes políticos como los que, en el pasado, han dado lugar a la friolera de doce leyes educativas en pocos años.

Tercero: Cierta ambigüedad al sugerir modificaciones en la ESO, cuyo último curso, en ciertos casos, constituiría un preámbulo al Bachillerato. Es más explícito a tal respecto el proyecto del PP, que propone extender de los dos años actuales a tres la duración de dicho ciclo.

Cuarto: El último asunto que mencionaré quizás sea el más endeble de la propuesta ministerial: la “evaluación de diagnóstico” que se efectuaría en 6º de Educación Primaria y en 3º de ESO. Al otorgarle sólo un “carácter formativo y orientador”, parece restarse trascendencia a lo que sucedería cuando los resultados, bien de los alumnos individualmente considerados, bien de los centros, fueran negativos.

En todo caso, ojalá prime el propósito de acuerdo sobre los prejuicios asentados en uno y otro lado del espectro político y, por fin, una ley educativa tenga en nuestro país una vida que le permita alcanzar cierta madurez.

27 de enero de 2010

El color del cristal...

SE DEBIERA suponer que, aun manteniendo las lógicas diferencias ideológicas, los periódicos habrían de coincidir cuando de proporcionar datos objetivos a sus lectores se tratara. Se debiera suponer, digo, como se debiera suponer que el hombre es bueno por naturaleza, que existen los Reyes Magos y que a los niños los trae la cigüeña de París. Pero la cruda realidad es bien distinta. Veamos.

Hoy, 27 de enero de 2010, se han hecho públicos los últimos datos de la OJD, el organismo que controla la tirada y difusión de los periódicos. Pongo a continuación lo que de esos datos dicen tres diarios de referencia, como se dice, no sé muy bien por qué.

Primero, el titular de El País:



Ahora, el titular de El Mundo:



Por último, el titular de ABC:






Todos dicen probablemente la verdad. Pero todos mienten, al menos en lo que pretenden trasladar a sus lectores. ¡Viva la deontología periodística!

23 de enero de 2010

Copiar en Sevilla es una maravilla

POR MUCHO que lo he buscado, no he encontrado en mi biblioteca –más bien modesta, para qué voy a engañarles– un librito con el que disfruté enormemente hace unos años. Su título, más o menos, era Cómo copiar sin que te pillen, y describía de forma hilarante las mil y una formas en que un estudiante tramposo podía dar el pego al profesor en un examen: los rollitos de papel cebolla unidos por una goma, las chuletas ocultas entre los hábitos en el caso de las monjas...

En la actualidad ese librito hubiera tenido escaso éxito. No ya porque hoy en día existan métodos mucho más sofisticados para el copieteo –algunos incluso a la venta en Internet– sino porque, o mucho me equivoco, o dada la velocidad con que se propaga el papanatismo de la corrección política, pronto se generalizará a toda España el reciente acuerdo de la Universidad de Sevilla según el cual sorprender a un alumno copiando en un examen no será causa de exclusión de la prueba. El estudiante pillado in fraganti, han dictaminado las autoridades académicas hispalenses, podrá continuar realizando el examen hasta el final y, luego, será una comisión creada ad hoc la que decidirá la calificación que se otorgue al artista. La agencia de prensa que daba cuenta de lo anterior no aclaraba si en caso de disconformidad del estudiante con lo que decida la comisión podrá recurrir en amparo al Tribunal Constitucional.

El diccionario de la RAE recoge desde hace unos años el término que utilizaré a continuación, de modo que no violaré las normas gramaticales si escribo que, dada la facilidad con que este tipo de innovaciones tienden a ser imitadas, en menos de lo que canta un gallo la gilipollez recién parida en la universidad sevillana se incorporará a muchas otras instituciones educativas. Y ya veremos si en algunas de las más... avanzadas, el simple hecho de que un profesor vigile a los alumnos en los exámenes no será considerado intromisión ilegítima en su intimidad. O en su inteligencia emocional. Al tiempo.

16 de enero de 2010

La monja resultó profética

PERDONEN el titular acaso exagerado. En realidad no estoy seguro de que la monja a la que me refiero, la famosa doctora en medicina y feminista Teresa Forcades, tuviera razón al advertirnos en su divulgadísimo vídeo de que la alarma acerca de la nueva gripe era infundada y que todo obedecía a un montaje de las compañías farmacéuticas. No estoy seguro, pero me inclino a pensar que la buena mujer dijo verdades como puños. A las pruebas me remito.


Como ella anunció, la incidencia del dichoso virus en la población ha sido mínima; mucho menor que la producida por la gripe de todos los años. En Extremadura, por ejemplo, pese a que sólo se ha vacunado uno de cada veinticinco potenciales receptores de la vacuna, el número de fallecidos por la enfermedad ha sido insignificante. De las 260.000 dosis que la Administración adquirió, supongo que a precio de oro, sólo se han utilizado 44.000. En el resto de España ha sucedido algo parecido. Las grandes multinacionales farmacéuticas han sido, pues, las mayores beneficiarias de la situación.

Es importante destacar el papel desempeñado por Internet en esta historia. Contra la alarma que se intentó crear en la ciudadanía, la Red ha permitido difundir opiniones que desdramatizaban las inquietantes informaciones que los medios tradicionales de comunicación difundían: que si un anciano había fallecido no sé dónde a causa del terrible virus, que si una embarazada había sido hospitalizada aquejada de la enfermedad... Hay que congratularse de que pese al enorme poder de esos medios, en la actualidad existan otros que compensen tanta uniformidad.

Otra posible reflexión tiene que ver con las injusticias que se dan en el mundo. Mientras que en los países ricos se despilfarran millones en gastos innecesarios, en otros, como el desastre de Haití está poniendo de manifiesto, las carencias son de tal envergadura que ni las más elementales necesidades de sus poblaciones pueden ser atendidas. La situación clama al cielo, aunque éste no parezca darse por enterado.

15 de enero de 2010

No gana el PP; pierde el PSOE (creo yo)

EL INSTITUTO de Estudios Sociales Avanzados (IESA) acaba de hacer públicos los resultados de su "Barómetro de Opinión Pública" de Andalucia. Pego a continuación un cuadro que me parece especialmente significativo. Que cada cual saque las consecuencias que estime oportunas.

10 de enero de 2010

La DGT va lenta, muy lenta. ¿La multamos?

SI LA Dirección General de Tráfico aconseja reiteradamente en prensa, radio y televisión, que en días de inclemencias meteorológicas, como los que se viven en estas primeras semanas de 2010, es muy aconsejable consultar en su web el estado de las carreteras antes de iniciar un viaje, los ciudadanos prudentes hacemos caso a tan sensato consejo y acudimos a esa web.

Bueno, pues hoy, domingo, 10 de enero de 2010, la página web de la DGT ofrece a lo largo de toda la tarde esta información:



Si se hace click donde dicen, no aparece nada. ¿No podría destinar esa Dirección General una parte de lo que recauda por multas a ampliar la capacidad de sus servidores en Internet para que no queden colapsados precisamente cuando más falta hacen?

9 de enero de 2010

Ibarra pasea, Molina patina

SI HAY UN ASUNTO sobre el que resulte difícil pronunciarse en los tiempos que corren, en los que Internet permite la transmisión inmediata y gratuita no solo de mera información, sino de gran variedad de creaciones artísticas, es el de los derechos de autor y, en su caso, cómo protegerlos. Por ello, porque no resulta fácil manifestarse sobre tema tan controvertido, tiene mérito el intento de Rodríguez Ibarra, en un reciente artículo en un periódico madrileño, por arrojar algo de luz al respecto.

Es cierto que, quizá mal acostumbrado por quienes en el pasado le reían todas sus ocurrencias, por poca gracia que algunas tuvieran, el ex presidente acaso haya simplificado en exceso su discurso contra el insaciable apetito de muchos autores (parapetados tras esa SGAE que, si la dejaran, cobraría hasta por ir silbando por la calle), arriesgándose a alguna réplica airada, pero no parece que en su artículo utilizara argumento alguno ad hominem ni incurriera en ofensas personales.

Justo lo contrario de lo que le ha ocurrido a Muñoz Molina, a quien, a la vista de su virulenta réplica al escrito de Ibarra (pulsad aquí para leer el primer texto y en este otro enlace para leer el segundo), han parecido preocuparle más la condición de jubilado de éste (cuatro veces menciona esa circunstancia en su respuesta), las comidas oficiales a las que asistió en sus tiempos de político en activo y la cuantía de su pensión, que los argumentos, consistentes o no, de nuestro hombre. No sé, por cierto, si la defensa a ultranza de la propiedad intelectual será de izquierdas, como tan belicosamente mantiene el afamado novelista, pero tampoco estoy seguro de que ingresar millones de por vida por una obra que no se tarda más de unos meses en producir sea signo irrefutable de progresismo.

Es lástima que a una tranquila reflexión propiciada por los “largos paseos” de nuestro locuaz jubilado, por sin norte que éstos sean, haya respondido un intelectual de la talla de Muñoz Molina con un patinazo impensable en quien hubiera antepuesto los intereses generales y la visión objetiva de un tema enormemente complejo a sus intereses particulares, por comprensibles que resulten.