17 de febrero de 2013

Trosky, Saponi y el periódico Extremadura

ES ARCHICONOCIDA la práctica por parte de las autoridades de la extinta Unión Soviética de la modificación de fotografías con fines propagandísticos y de "reescritura del pasado". Así, por ejemplo, es famosa la fotografía tomada en 1920, frente al teatro Bolshoi de Moscú, en que un ardoroso Lenin alienta a los soldados que van a combatir contra Polonia. Junto a él, en un nivel inferior, Trotsky.


Pero tras la caída en desgracia del fundador del Ejército Rojo, la fotografía fue manipulada hasta hacer desaparecer de ella al años después asesinado en México por el español Ramón Mercader, como todo el mundo sabe.


Salvadas las enormes distancias, medidas en años luz, entre esa historia y las que pueden suceder en la pequeña aldea en que vivo, me apetece comentar una noticia aparecida hoy en el periódico Extremadura, en una sección de gran éxito en que cada domingo se rememora el pasado de algunos personajes cacereños.

Se habla en ella, concretamente, de un reputado fisioterapeuta local y, a propósito de sus años escolares, se dice que «fue primero al colegio de las Josefinas de Gil Cordero y luego al Paideuterion de la calle Sierpes, donde estuvo hasta los 16 años. Entre los profesores, don Felipe, que daba Matemáticas, Alfredo Villegas y don Ricardo Durán, de Física, José María, de Dibujo, don Sebas, de Geografía, José Mariño, de Latín, o José María Saponi».

Para el lector no cacereño diré que ese profesor cuya disciplina no se cita, José María Saponi, destacado dirigente del Partido Popular, fue alcalde de Cáceres durante varios años.


¿Por qué extraña razón no se mencionará de qué impartía lecciones? ¿Olvido del autor del reportaje? ¿Problemas de espacio a la hora de enmaquetar el artículo? Como diría uno de estos locutores que repiten frases que resultan ingeniosas la primera vez que se utilizan y denotan postración mental en quienes las repiten después, va a ser que no.

Don José María Saponi era, en la época que menciona el reportaje periodístico, profesor de FEN, Formación del Espíritu Nacional, asignatura obligatoria en el bachillerato de los años 50 y 60, con la que la dictadura franquista, a través de sus esbirros, pretendía inculcar los principios fascistas que la inspiraban en las mentes de los jóvenes estudiantes.

El arrepentimiento puede ser necesario para la salvación, pero manipular la historia, aun por omisión, es grave pecado. Que aquí no somos soviéticos, coño... Creo yo, vamos.
 

10 de febrero de 2013

«Donde quiera que esté»

VOY A escribir algo que no quisiera que molestara a nadie, pero es una de estas cosas que uno siente la necesidad de decir, para evitar que el silencio respetuoso se confunda con el asentimiento. Me refiero a ciertas manifestaciones de duelo que se producen tras el fallecimiento de algún amigo, algún compañero, familiar…

Hasta hace poco, no solo eran los creyentes (que siguen haciéndolo y están en su derecho) quienes, atendiendo a la literalidad de sus palabras, daban por segura la presencia de la persona fallecida (o su alma) en un paraíso que, según las distintas religiones, adoptaba una u otra forma. Los cambios de hábitos sociales y el hecho de que los no creyentes hayan ido asimilando poco a poco que también están en su derecho a manifestar su preferencia por la razón sobre lo que algunos podríamos llamar superstición, permitieron desde hace unos cuantos años que las expresiones de contenido religioso se tornaran, en situaciones de duelo, por otras de tipo menos comprometido, como "que descanse en paz", dando por hecho que alguien que ya no existe pueda  descansar de forma alguna…


Pues bien: en los últimos años está tomando auge una fórmula con la que, cargados de la mejor voluntad del mundo, quienes la utilizan quieren englobar tanto las expresiones de tipo religioso como esas otras menos comprometidas. Me refiero a esa fórmula recurrente de «donde quiera que esté [el fallecido]».

No quiero molestar a nadie, repito, pero ¿cómo que "donde quiera que esté"? ¿Un cielo que puede ser el de los ángeles y vírgenes? ¿Otro más ecléctico, más terrenal, más acorde con los tiempos, que sirva para un roto o un descosido?

No, lo lamento mucho. El desaparecido no estará en ningún sitio. En ninguno. Ni arriba ni abajo; ni a la izquierda ni a la derecha. O, si hubiera de hacer una concesión: en el Cielo con Dios Padre –para quienes crean en esas cosas– o en ningún otro lugar. ¡Qué le vamos a hacer!


8 de febrero de 2013

Aves de corto vuelo y pájaros de cuidado

HACE UN AÑO, el llamado Gobierno de Extremadura vendió a la opinión pública, como si de un éxito de dimensiones cósmicas se tratara, la adjudicación de un jugoso contrato publicitario a una casi ignota compañía aérea para que realizara vuelos comerciales desde la base de Talavera la Real, cerca de Badajoz, a dos o tres ciudades de España. El aeropuerto de Frankfurt, hasta entonces el de mayor movimiento de Europa, iba a quedar en ridículo comparado con el que el "Gobierno de los mejores" iba a hacer surgir en Extremadura.


Firma del contrato (consejero de Fomento y representante de Helitt)

Se firmó el contrato, se pagó una pasta gansa a una cosa llamada compañía aérea Helitt, uno de cuyos jóvenes ejecutivos fue recibido en Badajoz como Mister Marshall –la prensa regional no está exenta de culpa en ello, que conste– y ahora… Pues ahora ya ha sucedido lo que no era preciso ser un lince para prever: que la tal empresa, chupado hasta la última gota el jugo del bote, se larga con las ganancias y si te vi no me acuerdo. (Información aquí:  http://bit.ly/V3NUnV)

Si es lo que yo me digo: no era preciso que el Gobierno de Extremadura fuera el de los mejores (aunque es cierto que nadie dijo mejores en qué): hubiera bastado con que fuera el de los normalitos.