23 de septiembre de 2012

Un escándalo

DESDE mi punto de vista, sin el liderazgo por parte de Arnaldo Otegi, y otros, de la izquierda independentista vasca, la violencia de motivación política (el término "terrorista" me parece que simplifica en demasía las cosas, aunque no tengo problema en admitirlo) no habría desaparecido de aquella tierra. Por eso, su mantenimiento en prisión, por el 'delito' de haber intentado reconstruir un partido político hoy en día legalizado por el Tribunal Constitucional, tras un juicio presidido por la pintoresca jueza Murillo (la de «por mí, como si bebe vino»), es uno de los mayores escándalos de la «democracia española».

 
La liberación de Otegi, en prisión ya desde hace casi tres años, es algo imprescindible, no solo para la salud democrática de nuestra sociedad, sino para el mantenimiento entre nosotros de los mínimos que permitan suponer que vivimos en un »Estado de Derecho».