5 de mayo de 2012

Argumentos de ida y vuelta

MENTIRÍA si dijera que todas las medidas adoptadas por los ministros del PP me parecen mal. Lo digo sin ironía. Incluso porque desde un punto de vista estadístico resulta imposible lanzar un dardo miles de veces y no acertar ninguna. No me parece mal, por ejemplo, lo anunciado por el responsable de Educación, con quien, salvo una hermosa calvicie, tan pocas cosas comparto. Me refiero a que en el futuro, para titularse, los alumnos de ESO habrán de aprobar todas las asignaturas del plan de estudios. Los profesores que hemos tenido en un aula a treinta alumnos de los que solo uno –tal cual– había superado el nivel anterior, sabemos de qué hablamos. ¿Se puede enseñar a correr a quien no sabe andar?

Pero, descartado ese y algún otro caso aislado, no hay viernes sin que el Gobierno adopte acuerdos que a muchos nos parecen disparatados y fruto de un notable abuso de poder. El poder es legítimo no solo por cómo se alcanza, sino por cómo se ejerce. Y desde ese punto de vista, la adopción continuada de medidas que recortan derechos ciudadanos y que se habían descartado expresamente en la última campaña electoral constituye un claro atropello.

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También merece reflexión la forma en que las decisiones pretenden justificarse. Observemos el caso del secretario de Estado de Comercio, al que el otro día oí defender el cobro de peajes en las autovías porque, según él, lo lógico es que las paguen quienes las utilizan. Lo primero que pensé fue que quienes creemos que el Estado no debiera subvencionar a la Iglesia católica podríamos utilizar su mismo argumento: que la paguen quienes la usan. ¿Habrá que recordar una vez más que, pongamos o no la crucecita en la declaración de la renta, creyentes o ateos, cristianos o budistas, morenos o rubios, todos los españoles pagamos el sueldo al obispo de Alcalá y compañía?

¿Y la enseñanza privada? Si ciertos padres prefieren que sus hijos no acudan a los centros públicos y los mandan a escuelas regidas, en la mayoría de los casos, por órdenes religiosas, ¿por qué hemos de pagarles el capricho entre todos, como ahora ocurre? Aplíquese también aquí el criterio del ingenioso secretario, por favor.

Tienen mayoría absoluta, sí, nadie lo discute. Pueden obrar a sus anchas, cierto. Pero, al menos, podrían tomarse la molestia de utilizar argumentos que fueran un poco, solo un poco más consistentes.

Publicado en El Periódico Extremadura