LA GENTE de mi edad recordará la infamia del periódico ABC cuando, en plena dictadura, después de que la Brigada Político Social arrojase por el hueco de una escalera al estudiante Enrique Ruano causándole la muerte –desde una ventana de la Dirección General de Seguridad arrojaron a Grimau, el dirigente comunista fusilado posteriormente–, publicó un diario falsificado del fallecido en el que éste expresaba sus intenciones de acabar con su vida. Jamás dio cabida a la réplica de la familia desmitiendo tal patraña.
Han pasado años, pero algunas cosas no cambian. La portada que sigue la publicó ese mismo periódico, el ABC, tan de gente de orden, el pasado sábado, día 28. "La mirada del asesino", decía. No ya la obligada presunción de inocencia, sino el más mínimo sentido del rigor periodístico, debieran haber evitado la publicación de tal infamia, con la que supondrían alimentar el insatisfecho deseo morboso de ciertos lectores. Infamia porque hoy, como se sabe, el acusado ha sido puesto en libertad, tras demostrar la autopsia practicada al cadáver de una niña fallecida (hija de la novia del injustamente acusado) que la muerte se produjo por un edema cerebral causado por su caída desde un columpio.