22 de octubre de 2011

¡Pobres senadores, cuánto trabajo!

LA CONSTITUCIÓN Española contiene algunos artículos verdaderamente chocantes. Tal sucede, por ejemplo, con los que proclaman el derecho de todos los españoles al trabajo o a la vivienda digna. Los padres de la patria, en un descuido, se olvidaron de indicar dónde reclamar si esos derechos eran ignorados. Esa misma constitución, que en muchos supuestos es intangible y en otros, como la experiencia reciente demuestra, puede ser toreada sin complejos, establece que el Senado es la Cámara de representación territorial. Un detalle de buen humor, sin duda, si nos atenemos a lo ocurrido en los treinta y tres años que la ley lleva vigente.


¿Representación territorial? ¿Recuerda el lector alguna ocasión en que, sometido a la consideración de tan alto órgano algún proyecto de ley, hayan votado a su favor esta y esa comunidad autónoma y en su contra aquellas otras? Las votaciones en el Senado, como en el Congreso de los Diputados, no obedecen a intereses territoriales, sino a los de los partidos presentes en él, PSOE y PP fundamentalmente. Por todo ello, quiénes sean los próximos senadores por Cáceres y Badajoz despierta el mismo interés en la ciudadanía que un partido de tercera regional de esos que tan a menudo suele transmitir, incluso en estos tiempos de penuria, Canal Extremadura.

Dicho lo cual, confieso que me llevé las manos a la cabeza cuando leí que políticos cuya agenda suponía apretadísima, como el alcalde de Mérida y su colega, la alcaldesa de Cáceres, concurrirán en las próximas elecciones para ser senadores por sus respectivas provincias. Su dedicación a las tareas municipales les debieran ocupar, pensaba yo, las 24 horas del día. ¿Buscarse, en esas condiciones, un empleo extra?

Pues sí, porque la alcaldesa de Cáceres, por ejemplo, explica con desparpajo que ser senadora no le obligará a desatender sus deberes en el ayuntamiento; que, total, son cuatro días al mes…

¿Cuatro días al mes? Rechazaba dar por buena esa disculpa, que atribuí a un lapsus, hasta que, indagando un poco, averigüé, por poner un ejemplo, cuáles fueron las actividades del alcalde pacense, el señor Celdrán, durante los tres años en que fue senador: Se acreditó, formó parte del pleno de la cámara y de comisiones en cuatro ocasiones y formuló dos preguntas sobre el número de extranjeros empadronados en Badajoz. En tres años. ¡Pobre hombre, terminaría agotadito!

Publicado en El Periódico Extremadura