8 de noviembre de 2010

Dudas morales

NO PRETENDO ser original al decir lo que sigue, pero lo peor de las famosas declaraciones de Felipe González: «tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto» no es que sean inoportunas –menuda gracia habrán hecho en el PSOE– ni que las efectúe como quien se halla por encima del bien y el mal, sino que se expresen sin el menor rubor al dudar de si no cometer un asesinato múltiple (pues a eso, a un asesinato se refiere, aunque él quizás prefiriera llamarlo ejecución extrajudicial) fue lo correcto. Al menos podría haber permanecido callado. ¿O no pudo vencer la tentación de alimentar su supuesta aureola de hombre de Estado? La ultraderecha, tan activa últimamente, estará feliz: González la ha provisto gratuitamente de más leña para el fuego.