22 de diciembre de 2007

Corazón y entrañas

HE QUEDADO SORPRENDIDO al leer algunos términos de la sentencia de la Audiencia Nacional que ha condenado a 525 años de cárcel por integración o colaboración con organización terrorista a un total de 47 personas, incluidos entre ellas algún ex senador y varios ex alcaldes de importantes poblaciones vascas. La sentencia afirma que aunque las organizaciones a las que pertenecían los condenados no constituyen una organización armada son “las entrañas y el corazón de ETA”, según expresión literal del tribunal. La importante decisión de la Audiencia ha llevado al consejero de Justicia vasco a afirmar que su Gobierno “no puede permanecer en silencio cuando ve cómo las leyes penales y su interpretación son retorcidas con la consecuencia de privar injustamente a ciudadanos de su libertad”. No debieran desdeñarse estas palabras, procedentes de alguien que, aunque no despierte muchas simpatías en la Moncloa o en la calle Génova, representa sin duda a una buena parte, acaso mayoritaria, de la ciudadanía vasca. Aparte de que, a mi modesto entender, resulte difícil contemplar la actuación judicial fuera del contexto político en que se ha producido.

Mi sorpresa, me apresuro a decirlo, no proviene de que esté más o menos de acuerdo con las abultadas condenas, que aún no son firmes –doctores tiene la Iglesia, según dicen– sino de la singularidad de los términos entrecomillados. Quizás también provenga de que mi formación, que reconozco ajena al mundo de las leyes, siempre me hizo pensar que en este tipo de decisiones, de consecuencias políticas y personales tan graves, las argumentaciones se prestarían poco a florituras literarias. Lo del “corazón”, en efecto, lo consideraba más propio de poetas, y lo de las “entrañas” de autores de tratados de Anatomía. Por ello, leer en una sentencia que lleva de una sola tacada a la cárcel a tantas personas expresiones como las que comentamos me hubiera parecido hasta ayer poco probable... Pero ya sabe el lector: la ignorancia es muy atrevida.

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