HACE UN AÑO, el llamado
Gobierno de Extremadura vendió a la opinión pública, como si de un éxito de dimensiones cósmicas se tratara, la adjudicación de un jugoso contrato publicitario a una casi ignota compañía aérea para que realizara vuelos comerciales desde la base de Talavera la Real, cerca de Badajoz, a dos o tres ciudades de España. El aeropuerto de Frankfurt, hasta entonces el de mayor movimiento de Europa, iba a quedar en ridículo comparado con el que el "Gobierno de los mejores" iba a hacer surgir en Extremadura.
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Firma del contrato (consejero de Fomento y representante de Helitt)
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Se firmó el contrato, se pagó una pasta gansa a una cosa llamada compañía aérea Helitt, uno de cuyos jóvenes ejecutivos fue recibido en Badajoz como Mister Marshall –la prensa regional no está exenta de culpa en ello, que conste– y ahora… Pues ahora ya ha sucedido lo que no era preciso ser un lince para prever: que la tal empresa, chupado hasta la última gota el jugo del bote, se larga con las ganancias y si te vi no me acuerdo. (Información aquí:
http://bit.ly/V3NUnV)
Si es lo que yo me digo: no era preciso que el
Gobierno de Extremadura fuera el de los mejores (aunque es cierto que nadie dijo mejores en qué): hubiera bastado con que fuera el de los normalitos.