
Algunas cosas han cambiado, cierto. Otras no. No las primeras planas del periódico fascistoide que si en los años de vergüenza llamaba suicidios a ciertos asesinatos ahora descalifica a jóvenes, casi niños, por manifestarse pacíficamente. No el lenguaje de quienes recurren a una imaginaria alteración del orden público para justificar que chavalillos imberbes sean abofeteados, cuando no apaleados, por quienes debieran proteger su libertad. No han cambiado las mentes estrechas de algunas autoridades que osan llamar enemigos (faltó añadir “de España”) a los hijos adolescentes de quienes les pagan el sueldo. ¿Volverá pronto la conjura judeo-masónica?
Haría bien el Partido Popular en seguir los consejos de Rajoy, más astuto en esto que muchos de sus subordinados, y manejar con prudencia la incipiente revuelta estudiantil. Los jóvenes de la primavera valenciana no llevan incorporados en su corta biografía los miedos de sus padres y abuelos y no callarán porque unos matones, con o sin uniforme, los agredan. El 68 es historia, sí, y ya no habrá que sintonizar radios de fuera para saber lo que ocurre en tu casa, cierto; pero mayo se acerca a marchas forzadas. Y este año, con las lluvias que están cayendo, puede ser florido.
Publicado en El Periódico Extremadura