27 de noviembre de 2012

¿Cultura? Sí, claro, pero ¿subvencionada?

HAY MUCHA indignación, al menos aparentemente, entre algunas autoridades municipales y regionales extremeñas, así como entre destacados miembros de la oposición, debido a que Caja Extremadura (integrada en Liberbank, banco que precisa de apoyo público para su "saneamiento") ha decidido dejar de subvencionar determinadas actividades culturales en la región. Bien pareciera que el rechazo a la decisión adoptada es universal.

Sin embargo, y aunque mis palabras sean discutibles, me gustaría saber qué opinaban sobre las subvenciones otorgadas años atrás por la Caja a ciertas actividades "culturales" (casi siempre nacidas de instituciones  políticas) quienes siendo impositores en ella recibían menos intereses de los que hubieran correspondido, o teniendo una hipoteca pagaban más de lo que hubieran pagado, si la Caja hubiera limitado sus actuaciones al campo estrictamente financiero.


Que la alcaldesa de Cáceres, por ejemplo, que compagina sin sonrojo ese puesto con el de senadora en Madrid, arremeta contra los directivos de Caja Extremadura, porque «están más preocupados por mantenerse en sus cargos y dejar las cargas a los demás que en el resto de cuestiones que de verdad tienen importancia» constituye un espectáculo de un nivel al que no llegarían muchos otros, por cuantiosa que fuera la subvención que recibieran.