15 de junio de 2012

Un debate falto de objetividad

AUN A RIESGO de aburrir al lector, creo conveniente volver sobre el debate abierto tras la propuesta del presidente de la Junta de reducir el número de diputados en la Asamblea de Extremadura. Todas las opiniones son libres, pero ciertos datos debieran manejarse con más rigor del que se está teniendo.

En primer lugar, procede insistir en que la disminución en 20 del número de diputados no supondría una pérdida de pluralidad en el Parlamento. El método D'Hont es un algoritmo aritmético, neutral. Lo que ocurre es que, aplicado en circunscripciones con solo 4 o 5 diputados, como las extremeñas en el caso de las elecciones generales, deja a los partidos minoritarios –o, mejor dicho, a todos salvo los más grandes– fuera del Parlamento. Cuando, como es el caso de las elecciones autonómicas, en cada provincia se eligen 20 o más diputados, la diversidad está asegurada, más aún si se elimina cualquier barrera para entrar en el reparto.


Carecen de fundamento, pues, las objeciones del PSOE a la propuesta de Monago basadas en que, de prosperar, se perdería pluralidad en Mérida. Es llamativo, por otra parte, que ese motivo sea alegado por quienes en su día decidieron exigir un mínimo del 5 % de los votos para acceder a la asignación de escaños. En cuanto a que tras el propósito de ahorro aducido por el PP se esconda un rechazo genérico a la participación ciudadana en política, no deja de ser una hipótesis factible, pero incomprobable.

Izquierda Unida, por su parte, sugiere que si de verdad se tratara de ahorrar bastaría con reducir el salario de los diputados. Pues sí, es una posibilidad no desdeñable, pero que no resta razones a la otra. Aunque la medida anunciada por Monago tendría un efecto más ejemplarizante que significativo en unos presupuestos multimillonarios, ¿por qué no combinar las dos opciones, reducción del número de escaños y disminución de los salarios?

Finalmente, se está barajando otro criterio que me parece peregrino: el de que si el Ayuntamiento de Badajoz, por ejemplo, tiene veintitantos concejales, el parlamento regional, en proporción a la población que representa, no podría tener solo 45. Aplicada esa regla de tres al caso del Congreso de los Diputados, sus señorías tendrían que reunirse en el estadio Bernabéu. Mejor que siga el fútbol, ¿no les parece?

Publicado en El Periódico Extremadura