23 de junio de 2012

Protestas politizadas, por supuesto

PESE  A que debiéramos estar ya curados de espanto, me llamaron la atención las recientes declaraciones del presidente de la Federación Extremeña de Municipios, en línea con otras anteriores del consejero de Salud, según las cuales «muchas protestas por el cierre de los PAC están politizadas». Me hicieron recordar aquella advertencia de los padres a sus hijos en los años de la dictadura para que no se metieran en política. No porque hacerlo fuera algo de lo que avergonzarse, sino por los riegos que entrañaba. Otra cosa era apuntarse al Frente de Juventudes o a la Sección Femenina, claro. Entonces no había problema.

Manifestación en Quintana de la Serena
Cuando estos señores del Partido Popular intentan desautorizar tan burdamente las protestas ciudadanas, ¿hablarán a título particular o recitarán un argumentario de su partido? Lo digo porque, más o menos abiertamente, desde las filas de su organización se está descalificando la actividad política casi a diario. Lo ha hecho también Monago, al afirmar con desdén que sobran políticos en España; lo que, amén de paradójico, resulta confuso. Paradójico porque bien pareciera que él no fuera uno de ellos, un político, y confuso porque colocar la misma etiqueta a Esperanza Aguirre y al alcalde de Marinaleda, pongamos por caso, es como confundir churras con merinas.

Pero, volviendo al principio, ¿cómo no van a estar politizadas unas protestas que responden a decisiones de carácter político tomadas por ministros y consejeros que ocupan esos cargos en virtud de su militancia en un partido? ¿El cierre de centros sanitarios es acaso un acuerdo de una junta de accionistas? ¿De los socios de un club deportivo? Descarto que para los dirigentes del PP toda protesta ciudadana sea subversiva, pero a veces parecen esforzarse en que creamos lo contrario. Debieran ser más respetuosos con la inquietud de la gente, especialmente cuando se manifiesta de forma pacífica y civilizada.

Existen razones para sospechar que estos nuevos valores del Partido Popular pertenecen a la escuela de pensamiento –es una forma de hablar– de aquel general golpista que tenía el cinismo de aconsejar a sus ministros que hicieran como él y no se metieran en política. Además de a pegar tiros, era un tipo muy aficionado a despotricar contra los que llamaba politicastros. Acuda el lector al Diccionario y decida si el término ha perdido vigencia.

Publicado en El Periódico Extremadura