11 de noviembre de 2008

Carla no es reina

LEO, CON CIERTA SORPRESA, las reacciones que unas declaraciones de Carla Bruni sobre el comentario que Berlusconi le dedicó a Barack Obama –"joven, guapo y bronceado"– han provocado entre prominentes políticos italianos. "Cuando vi a Silvio Berlusconi tomarse a la ligera un hecho que nos llena a todos de esperanza, cuando le vi bromear sobre que Obama 'esté siempre bronceado' me quedé perpleja. Algunos dirán que es humor... Pero yo, en momentos así, me alegro de ser francesa", había manifestado la esposa del presidente francés.

Pues bien, unas declaraciones tan oportunas como esas han soliviantado en extremo tanto al ex presidente de la República italiana, Francesco Cossiga, que ha hecho una referencia de dudoso buen gusto a la "tempestuosa vida" de la cantante, como a la ministra de Juventud, que ha afirmado que ser la esposa de un presidente no la convierte en una estadista y sus reflexiones suscitan "un interés que oscila entre el cero y el cero coma cinco".


Un servidor se permite pensar modestamente si esas mismas consideraciones (lo de que ser la esposa de un jefe de Estado no concede el don de la oportunidad o el acierto al hablar) serían de aplicación en otro caso muy reciente y sucedido apenas unos kilómetros al sur de donde se han producido las manifestaciones de la señora Sarkozy. Por razonables que hayan sido las palabras de ésta y desafortunadas las otras. "No, no son de aplicación", opinarán algunos. "Una cosa es la república", añadirán, "y otra bien distinta la monarquía". En eso, qué quieren que les diga, habría de concedérseles toda la razón del mundo.