SOY DE quienes creen que la mayoría de los
canales autonómicos de televisión son perfectamente prescindibles y que
en la mayoría de los casos son meros órganos propagandísticos de los
gobiernos de turno, pero eso de que en Extremadura se debata en el
parlamento regional (por cierto: con alteración de las normas
previamente establecidas) una moción de censura y el partido
mayoritario, el Partido Popular (no sé si con apoyo o no de sus socios
de Izquierda Unida) impida su transmisión en directo por el canal
autonómico, Canal Extremadura, cae en el terreno de lo
esperpéntico. ¡Mira que si, por trasmitirlo tienen que dejar de emitir
uno de esos programas dedicados a las escuelas taurinas para niños o al
partido del siglo entre dos importantes equipos de la octava regional
de fútbol!
No soy, no vaya a confundirse el lector, de quienes vayan a pedir comportamiento democrático a quienes, por poner un ejemplo, dejan sin efecto una disposición vigente desde hace varios años y permiten que un pueblo extremeño se llame Guadiana del Caudillo; no voy a pedir comportamiento ético a quienes no tienen empacho en utilizar a su mayor gloria el dinero público para mantener medios informativos (?) que, salvo que la virgen del lugar lo impida, dedican todas su páginas a la alabanza servil del amadísimo líder y a la propaganda política más descarada.
No, no soy de esos. Pero, por Dios bendito: Si no la ética, ¿no podrían cuidar un pelín al menos la estética? Es que se os raspa lo más mínimo, tíos, y se os ve el correaje.