Debiendo ser bien acogida, en nuestra opinión, cualquier modificación legal que hiciera más equitativos los criterios de composición del Congreso, que hoy perjudican manifiestamente a Izquierda Unida, a la que un diputado le cuesta 4 veces más que al PSOE o al PP, hemos querido comprobar hasta qué punto la reforma sugerida por el profesor Peces-Barba modificaría la correlación de fuerzas en el hemiciclo. Antes de exponer los resultados obtenidos, acaso convenga recordar al lector que la Ley D’Hont, que regula la asignación de escaños en cada circunscripción, se aplica dividiendo el número total de votos obtenidos por cada partido entre 1, 2, 3... hasta el número correspondiente a los escaños en disputa (por ejemplo: 4 en el caso de Cáceres, 6 en el caso de Badajoz). Una vez realizadas esas divisiones, la asignación de escaños se hace ordenando de mayor a menor los cocientes obtenidos y asignando a cada uno un escaño hasta que éstos se agoten. Así, por ejemplo, si en una circunscripción con 4 escaños se presentaran tres partidos A, B y C, que obtuvieran 120, 96 y 47 votos, respectivamente, el primer y tercer escaño corresponderían al partido A (al que le sobrarían 40 votos), los escaños segundo y cuarto irían al partido B (al que sobrarían 32 votos) y el partido C se quedaría sin escaño, pese a los 47 votos obtenidos.
Pues bien, hemos empezado nuestro estudio anotando, circunscripción por circunscripción, cuántos escaños obtuvo y cuántos votos le sobraron a cada partido en las elecciones de marzo de 2004 y luego hemos sumado todos esos resultados. Lo que hemos obtenido no ha sido únicamente la composición actual del Congreso (con los 164 escaños del PSOE, los 148 del PP, etcétera), sino el total de votos sobrantes de cada una de las listas electorales (totales que, tras prescindir de las listas que no llegaron al 1% de los votos, han ido desde los algo más de dos millones en el caso de socialistas y populares y el millón largo de IU hasta las tres decenas de miles en el caso de Na-Bai). A continuación, como se puede figurar el lector, hemos repartido mediante la Ley D’Hont los 50 nuevos escaños de la hipotética circunscripción de ámbito nacional de acuerdo con esos votos sobrantes de cada partido.
Finalmente, añadidos esos nuevos escaños a los actuales hemos construido la tabla adjunta, que permite comparar la composición actual del Congreso con la que habría resultado si hubiera existido, en las elecciones de 2004, la nueva circunscripción propuesta por Peces-Barba.
Dejando para el lector la obtención de las conclusiones que estime oportunas, nosotros, tras realizar los cálculos anteriores, consideramos que la modificación legal sugerida por Peces-Barba no rompería el “desequilibrio” que, según él, hay con los partidos nacionalistas. No lo haría, a nuestro entender, por dos razones: la primera, porque ponemos en duda la propia existencia de ese desequilibrio, pues el coste actual de un diputado para los partidos nacionalistas (resultado de dividir el total de votos recibidos entre el número de escaños obtenidos) es similar al del PP y el PSOE; la segunda razón es que, a la vista de la simulación que hemos hecho, lo que perderían esos partidos en términos porcentuales se mediría en décimas, si no en centésimas.
Mucho más importante, a nuestro entender, es que si la nueva circunscripción llegara a existir mejoraría el trato que actualmente se da a Izquierda Unida. Ello puede resultarle, hoy por hoy, indiferente al PSOE, pero sugerimos al lector unos cálculos semejantes a los presentados, partiendo de resultados electorales más ajustados entre socialistas y populares. Puede que, en tal caso, resultara más evidente la importancia que podría alcanzar IU a la hora de reunir mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados.
(Puede verse una versión más extensa de este artículo en http://www.corcobado.net/textosht/simulacionextensa.html)