19 de enero de 2006

Los funcionarios somos muy sensibles

LEO EN LA PRENSA que una mujer será juzgada próximamente en Cáceres por agredir a un médico y a una enfermera. Según el diario en el que veo la noticia, la mujer propinó al galeno, tras soltarle una catarata de insultos después de que el doctor se negara a recetarle unos medicamentos, una patada en su zona genital, lo que ocasionó al médico lesiones de las que tardó en curar ocho días.

Hasta aquí de acuerdo. Pero luego veo que a la buena señora (es una forma de hablar), amén de por una falta de lesiones, la llevarán a juicio por un delito de atentado a funcionario público. Y con respecto a esto ya no sé a qué atenerme. ¿Acaso insinúa el señor fiscal, pues de un hombre parece tratarse, que recibir una patada en tan delicado lugar es más doloroso si quien la recibe es un funcionario que si se trata de un trabajador que no cobre del Estado? Ya, ya sé que existe el delito de atentado a un empleado público en el ejercicio de sus funciones, pero ¿no tienen nada que decir sobre este caso los correspondientes sindicatos? ¿No debieran protestar? ¿Acaso insinúa la fiscalía que los funcionarios tengan determinada zona de su anatomía más sensible que el resto de los mortales, quizás por estar tocándosela todo el día? Como funcionario público que soy, protesto muy enérgicamente.