8 de marzo de 2015

El ayuntamiento de Cáceres será del PP

LEO EL AVANCE de una encuesta en el periódico Hoy según la cual el Partido Popular obtendría en Cáceres en las próximas elecciones municipales más del 50 % de los votos y, aunque las encuestas merezcan el crédito que merecen y ninguno más, me parece perfectamente factible lo que esta señala. Por varias razones, de las que enumero algunas a continuación.

La primera, y quizás la más importante, es que, nos guste o no, Cáceres es una ciudad profundamente conservadora, anclada en el pasado incluso, en la que la mayor parte de la actividad económica se desarrolla en el sector terciario. Pero no solo eso, sino que Cáceres es la segunda ciudad de España, tras Badajoz, en porcentaje de funcionarios sobre el total de la población trabajadora: más del 25 %. Aunque sus condiciones laborales hayan empeorado en los últimos años, la crisis no les ha afectado como a otros trabajadores y tiene sentido pensar que no quieran poner en riesgo su estatus, por hipotéticamente que fuera, con cambios cuyas consecuencias ignoran. Ya se sabe: lo malo conocido y lo bueno por conocer...


Es cierto que si uno oye hablar a la actual alcaldesa o lee lo que escribe en un periódico con desprecio de las más elementales normas sintácticas el alcalde precedente a ella, de su mismo partido, por duro que sea reconocerlo y grande el riesgo que se corra de parecer elitista al decirlo, se concluye que ambos representan fielmente al cacereño medio, a ese que aún tiene entre las fechas más señaladas del calendario la del día en que una imagen religiosa es bajada desde "la montaña" a la catedral, donde durante varios días recibe muestras a millares, más que de sentimientos religiosos genuinos, de comportamientos que, sin la menor intención ofensiva, sino simplemente descriptiva, solo pueden calificarse de supersticiosos.

Los dirigentes del Partido Popular conocen bien cuán acendrados se hallan estos hábitos entre los cacereños y son los primeros en potenciarlos. Es cierto que autoridades locales y regionales pertenecientes al partido socialista también se apuntaron en años precedentes a ese carro, pero claro, se notaba mucho el paripé: a la hora de la verdad el elector devoto de Frascuelo y de María prefiere el original a la copia, y, puestos a practicar una política conservadora tradicional, nadie mejor que los señores y señoras del PP. Lo llevan en los genes.

Hay otras razones más coyunturales que también contribuyen dar por bueno lo vaticinado por la encuesta de Hoy. Obviando —lo que ya es obviar— la práctica inexistencia de una oposición que se dejara oír en el ayuntamiento cacereño en estos últimos años, el procedimiento de elección de candidatos a alcaldías mediante las llamadas primarias en el PSOE ha estado nefastamente organizado, de manera que, como ha ocurrido en esta ciudad, ha resultado elegido como candidato quien ni siquiera contaba con mayoría en su propio partido. Con todo mi respeto personal para el cabeza de lista del PSOE a las municipales de Cáceres hay que reconocer que apenas es conocido entre la población y que sus méritos no son especialmente destacables. Lo cual, por cierto, es más lamentable si se tiene en cuenta que los dos candidatos que resultaron excluidos tenían una gran solidez, siendo las intrigas en el seno de su organización las que los dejaron fuera de juego. Muchos amigos del PSOE cacereño aún se llevan las manos a la cabeza cuando les preguntas cómo fue posible tal desaguisado.

Y, finalmente, otra de las causas de la más que probable victoria de la actual señora alcaldesa (que además es senadora, lo que en un país en el que la lógica tuviera cabida  resultaría legalmente incompatible), es el que los partidos emergentes aún no están suficientemente implantados en nuestra ciudad. Ciutadans puede recoger una parte del voto de derechas cacereño, no tan apergaminado como el que se dirige al PP, pero en cuantía que no creo que permita a dicho partido alcanzar más de uno o dos concejales. En cuanto a los partidos de izquierda, una vez que la paradójicamente llamada Izquierda Unida no se presentará a las elecciones municipales como tal partido, especialmente ofendido su electorado más urbano tras el apoyo dado a Monago en la Asamblea, las esperanzas que en otros lugares del país despierta Podemos aquí están por hacerse notar. La sopa de siglas en que los grupos afines a este nuevo partido se empecinan cada día más en hundirse despista incluso al elector mejor informado y, a pocas fechas de las elecciones, el común de los mortales, entre los que como es lógico me incluyo, necesitaría de un manual de instrucciones para saber qué papeleta habría de coger el próximo 24 de mayo.

Así de cruda es la realidad.