Otro rasgo de aquel régimen durante gran parte de su existencia fue la ocupación por parte de miembros del Opus Dei de altos órganos del Estado. Ni siquiera Fraga, adversario a muerte de los tecnócratas, como entonces se les llamaba, pudo contra los López Rodó, López Bravo, Ullastres y compañía.
Sin olvidar que, si bien Tarancón, Añoveros y algún que otro cura de la cáscara amarga se enfrentaron al dictador, escuchar entonces a los pastores de la grey católica suponía volver a Trento. Homosexuales, mujeres que interrumpieran sus embarazos, separados, usuarios de anticonceptivos, todos eran amenazados por los obsesionados ensotanados con las llamas del infierno. No solo desde los púlpitos de las iglesias, sino desde los medios de comunicación estatales.
¡Qué tiempos aquellos!
El Opus Dei ya no ocupa la mayor parte de los ministerios. Solo a los titulares de Defensa, Interior, Hacienda y Asuntos Exteriores se los relaciona estrechamente con la Obra. Y aunque algunos ilustres embajadores del reino de España pertenezcan sin tapujos a ella, se han ido a Londres o por ahí.
¿Y en cuanto a los sermones cuaresmales? Nada, nada que ver los de hoy con los de entonces. En los descansos entre procesión y procesión (ahora llamadas desfiles procesionales) se siguen emitiendo por las televisiones públicas las diatribas obispales, sí, pero en color y alta definición, no en el blanco y negro de cuando Rajoy luchaba por la democracia mientras preparaba sus oposiciones a registrador.
El franquismo. ¡Qué tiempos aquellos!
Publicado en El Periódico Extremadura