12 de junio de 2010

Lo que no dijo Vara

AÑADIÉNDOSE a la vorágine de noticias de tipo económico que nos abruman últimamente: niveles del paro, caídas de la bolsa, disminución de salarios, congelación de pensiones, huelgas, reformas laborales, etcétera, se ha producido un hecho en Extremadura en esta misma semana sobre el que conviene reflexionar sin dejarse llevar por prejuicios partidistas. Me refiero, claro, a la sesión de la Asamblea en la que el presidente de la Junta anunció medidas contra la crisis. Medidas que, por su carácter fundamentalmente recaudatorio, llevaron a este diario [El Periódico Extremadura] a colocar en primera plana un contundente “revolución fiscal”.


Sin embargo, aun comprendiendo las razones periodísticas de tan llamativo titular, no estoy seguro de que lo anunciado por Fernández Vara, semejante a lo acordado en otros lugares, sea una revolución. Ni fiscal –aspecto que destacaba la prensa– ni en lo referente al gasto público. Está bien, desde luego, la prevista reducción del presupuesto del 5%, pero va a resultar difícil lograrla en una administración habituada a gastos superfluos, de la que será arduo eliminar ciertos organismos ya consolidados, por prescindibles que sean. No parece que disponer de un canal de televisión para transmitir partidos de fútbol de primera regional o corridas de toros en plazas de segunda, por ejemplo, sea algo de interés social, pero no veo probable que ello se reconozca y se obre en consecuencia.

En cuanto a la subida de impuestos, anunciado que pagarán más quienes superen los 60.000 euros de renta anual bruta (recordemos que su tipo marginal en la actualidad es del 43%), hay que decir que esa subida solo afectará, de ellos, a los honrados, a los que no ocultan sus ingresos. Quienes los mantienen opacos o quienes, verdaderamente ricos, tienen mil instrumentos legales para burlar al fisco, no perderán el sueño por las medidas anunciadas. Es una lástima que, se trate o no de una competencia autonómica, el señor Vara no hiciera referencia al fraude fiscal. A muchos nos hubiera gustado oírlo.