1 de abril de 2010

Procesiones, las de antes

PODRÍA dedicar este espacio a glosar la entrañable presencia de la alcaldesa de Cáceres desfilando el pasado domingo tras la imagen de la burrina en la Semana Santa. Curioso, por cierto, que esa procesión (o desfile procesional, como dirían algunos que no sé cómo llamarán al pan) deba su nombre más al jamelgo que al jinete, pero, en fin, todo sea por el casticismo. Podría glosar la presencia de la máxima autoridad municipal, digo, pero no merece la pena. Se glosa por sí misma. El único consuelo que me cabe es que en el pecado llevarán la penitencia. Nada tengo contra esas celebraciones, cada vez más folclóricas, pero sí contra ser representado en ellas por quienes, muy libres de cuanta práctica religiosa en el ámbito privado deseen, no lo debieran ser tanto en su condición de autoridades públicas. Pero, ya digo, desisto del empeño.

Eran más autenticas las procesiones de antes, creo yo. O, al menos, una que en mi infancia llegaba a la Cruz de los Caídos (como seguirá llamándose hasta que desaparezca, si algún día lo hace). Era, si no me equivoco, la del Cristo de las Batallas. Desfilaban tras la imagen del crucificado fornidos caballeros legionarios (de acrisolada fe y piadosas costumbres, como todo el mundo sabe) mientras tambores y cornetas acentuaban la marcialidad del desfile, que finalizaba con los “gritos de rigor”. Los lectores menos jóvenes me entenderán.

He de reconocer que, pasada la niñez, participé en alguna de esas procesiones. Pero, ojo: en cumplimiento de un honroso servicio a la patria: el militar, entonces obligatorio. Con fusil a la funerala y casco de obvias connotaciones, los jóvenes que perdíamos más de un año aburriéndonos en los cuarteles éramos forzados a actuar de comparsas en aquel circo.

Tiempos pasados, dirán. Puede, pero, en todo caso, lo último entonces imaginable era que si algún día se instauraba en España un régimen político democrático no confesional, las autoridades públicas perderían el culo para colocarse en la primera fila de ese tipo de manifestaciones. Qué ilusos.