17 de abril de 2010

Matar al mensajero

CUANDO alguien le señala las estrellas, el tonto se fija en el dedo, ya se sabe. Pero tal actitud no le es exclusiva, pues la comparte con quien, incapaz como él de rebatir con argumentos una opinión que le desagrade, no solo hace de lo anecdótico esencia sino que recurre a lo más sencillo: a la falacia ad hóminem, a la descalificación personal. Al no poder desmentir el mensaje que le molesta, desacredita al mensajero. O lo intenta, que es cosa bien diferente.

Garzón no es personaje de mi devoción. Muchas de sus instrucciones, aun para un lego en derecho, han sido deficientes; su teoría sobre el entorno del entorno de ETA, en particular, de la que nadie habla en estos días, discutible. Pero ello no me impide llevarme las manos a la cabeza, como a tantos otros españoles, cuando compruebo que lo que más inquieta a ciertos de sus colegas, hasta el punto de acusarlo de prevaricar, no son los crímenes que el famoso juez haya intentado investigar, las demandas que haya procurado satisfacer, sino quién lo estaba haciendo. Hablar en estas condiciones de independencia judicial, creer que la venda tapa los ojos de la justicia en nuestro país, que las togas no ocultan rencillas inconfesables, constituye una muestra, más que de buena fe, de insensatez. La cúpula judicial está cuestionada porque como el tonto, o el falaz, mira al dedo.

Menos mal que, por aquí, hay cosas menos terrenales de las que preocuparnos. Terminados los desfiles de Semana Santa, con codazos y empujones para colocarse en primera fila y salir en la foto, los cacereños tendremos de nuevo en la calle otro de nuestros más genuinos espectáculos: el traslado de cierta imagen religiosa desde su sede habitual a la concatedral; enriquecido en esta ocasión con la presencia, junto a las autoridades municipales, del presidente de la Junta, según se ha anunciado. Afortunadamente, a quienes no gustamos de esos festejos siempre nos quedará la más saludable opción de rellenar sudokus. El lector habitual de este diario [El Periódico Extremadura] ya me entiende.